¡Qué difícil es describir las emociones que siento! ¿Cómo explicar que lo elaborado con tanto esfuerzo por más de tres años, en un momento se vuelve tan insignificante, como algo que nunca existió? No recuerdo en qué momento comencé a sentir esto, solo sé que apareció él y que todo lo demás se transformó en nada. No importa que tan ridícula parezca, que tan psicópata resulte, siempre que pudiese observarlo yo estaría feliz.
Quizás todo comenzó en el momento en que me habló para mostrarme una canción, mi canción. Pienso que eso fue lo que gatillo todo, provocando una revolución de hormonas en mi interior, causando que solo con encontrarlo mis nervios se colocaran de punta, que las ganas de escapar de su mirada se confundieran con las de que sus ojos solo me pertenecieran a mi. Pero es imposible, no puedo decir que soy una santa, sin embargo, esto va mas allá de lo que me permito a mi misma.
Mi compañero, quién ha estado a mi lado por mas tiempo del que jamás imaginé no se merece esto, no puedo engañarlo de esta forma, pero tampoco quiero que se aleje de mi, porque se que lo necesitare, se que me dolerá su dolor y se que soy una cobarde que prefiere mentir antes de tener que decir la verdad, esa que podría traerme felicidad.
Miles de estos pensamientos son los que han inundado mi cabeza durante algún tiempo, sin embargo, siento que hoy se vuelven insoportables. Mientras Christopher me sirve el té como de costumbre no dejo de pensar en Rodrigo, en Rodrigo, en su dulzura e ingenuidad.
- Es que en verdad no puedo - dijo Christopher mientras miraba la televisión- la semana pasada casi no estuve en mi casa, si se entera mi mamá me retará y no quiero pelear con ella, entiéndeme amor por favor, no es que yo no quiera
-Si claro, apuesto que no dirías lo mismo si fueran tus amigos quiénes te lo pidieran, por que para ellos siempre estas disponible – le respondí con arrogancia mientras tomaba mi taza de le mesa- no entiendo por qué no te puedes quedar en mi casa, si otras veces no tengo como sacarte de ella.
-¿A dónde vas?, no te enojes si en verdad no puedo. Amor por favor no te enojes.
Mientras el continuaba hablándome, lleve mi taza y cubiertos a la cocina, casi al mismo tiempo en que tomaba mi cartera y chaqueta para salir por la puerta hacia la calle. Imagino que en el camino hacia el autobús me habrá hablado mucho pero la verdad es que no lo escuché. Ya arriba del vehiculo solo apague mi celular por si Christopher me quisiese llamar.
Ya en mi casa se me hacia insoportable la angustia, así que tomé un lápiz y comencé a escribir una carta en donde sonaba patéticamente estúpida, tratando de buscar el modo de que Christopher no me odiase por dejarlo. En ella no señalaba que rompía con él, si no que solo necesitaba un tiempo para pensar, pensé que esa sería la forma mas suave para terminar las cosas, quería ir lento por las piedras para tratar de dañar lo menos posible. ¡Qué ingenua! como si al hacerlo mas largo, sería menos doloroso, sabía perfectamente que haría de esta agonía mucho más profunda y tormentosa.
La noche se me hizo eterna mientras ingeniaba una y mil maneras de cómo decirle al día siguiente mis planes, tratando de adivinar cuál sería su reacción, cómo tomaría las cosas. En fin, la noche pasó lenta y no recuerdo haber dormido por más de tres horas. El maldito camino a la Universidad, aquel que tanto odiaba, me parecía sofocante, mientras que mi corazón latía a mil y la presión en mi pecho no cesaba, incluso si no pensaba en lo que me tocaría enfrentar en unas horas más.
Mientras estaba en la universidad mis emociones eran bastante claras, sentía miedo, esta situación me aterrorizaba. Entonces tomé prestado el celular de una compañera para llamarle y pedirle que nos juntásemos.
-Chris, hola soy Angélica ¿puedes pasar a la universidad antes de irte a trabajar por favor?
-Claro, ¿para qué?
-No te preocupes no te va llevar mas de cinco minutos- creo que mi voz fue algo sarcástica, por que el silencio permaneció por mas tiempo del necesario – además no te lo puedo decir por teléfono.
-Bueno – colgué el teléfono a toda prisa sin dejar que terminase la frase.
Ahora se venía lo más difícil, en verdad sabía que tenía poco mas de treinta minutos para prepararme ¡Oh, Dios Santo ¡solo tú sabes como la adrenalina se apoderó de mi! Cada minuto que avanzaba era incluso peor que el anterior, realmente ¿cómo sabría si sería capaz? el miedo me inundó y comencé a planear de manera inconciente cómo salir de eso, que excusa le podría dar por haberle llamado de esa forma, incluso se me ocurrió decirle que necesitaba darle un beso para disculparme por mi comportamiento del día anterior.
Hasta que se escuchó mi teléfono, en ese mismo momento todo se fue, no encuentro explicación para esto, pero todas las emociones desaparecieron, no recuerdo las palabras que dije antes de salir de la facultad, lo único que sé con exactitud es que tomé de entre mis cosas la carta, la apreté fuerte con mis manos y caminé.
Cuando crucé la calle, él ya se encontraba sentado en una de las bancas de la plaza, lo saludé de forma fría y casi como si me estuviesen persiguiendo, y lo hice.
-Lo siento por llamarte de esa forma –apreté el papel entre mis manos con tanta fuerza que quedó completamente arrugado.
-¿Qué pasa? –realmente no tenia idea de nada, su expresión era de curiosidad e ingenuidad.
-No sé cómo decirlo –vacilé algunos minutos antes de poder continuar, la voz me temblaba y sentía q me atoraba con las palabras, estaba ahogada. –Toma creo que eso será mas claro que cualquier cosa que te pueda decir – dejé el papel sobre sus manos.
-¿Para esto me llamaste?, ¿que dice la carta? – miraba el papel en sus manos pero no lo abrió, no quería.
-Un tiempo – no pude continuar, en mi garganta se formó un nudo, intenté con todas mis fuerzas poder continuar y decir algo más, pero fue inútil.
Cuando me di cuenta se había colocado de pie, no pude ver su expresión por que ya me había dado la espalda y lo mire alejarse rápido, no miró siquiera una sola vez atrás, solo caminó y caminó hasta que se perdió entre la gente y mis ojos ya no pudieron seguirlo.
No pensé en nada hasta que finalmente logré entrar a la facultad, en donde mis amigas me esperaban y rompí en llanto, mis lágrimas parecían no tener fin, no pensaba en nada solo lloraba. Ni siquiera sentía pena o alegría solo sentía como el agua desbordaba mis ojos Levanté la cabeza una vez que fui conciente de que había más personas a mí alrededor y ahí estaba él, sin siquiera notar que a su espalda yo moría por dentro, me mataba su hermosura.
me gustoo *o*..amo como reflejas cada sentimiento por el q pasa..cuando lo leia..pensaba q me estaba pasando a mi..escribes demasiado bien..ojala pueda seguir leyendo otra cosita como esta..porq realmente fue un gustaso leerlo :D
ResponderEliminarPD: ta muuy lindo tu blog ;D
Graaaaacias en veradad, no había leído esto <3
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